La creación de Astilleros Españoles, S.A. (AESA) significó un gran cambio en las expectativas de futuro del astillero gaditano. La más importante fue que dejó de ser un centro constructor para convertirse en factoría de reparaciones. Al final de este camino su espacio físico histórico fue abandonado para trasladarse al inmediato de los diques de reparaciones. Los terrenos originarios, declarados “ociosos” se han convertido en una zona de viviendas y actividades comerciales.
Desde su creación AESA quiso coordinar las distintas factorías de construcción existentes en Bilbao y Cádiz. En el caso de la Bahía gaditana la prioridad fue la construcción de un nuevo astillero en las proximidades de la factoría de Matagorda, en Puerto Real. Un proyecto que afectaba a Cádiz puesto que iba a convertirse en un centro de reparaciones abandonando la construcción. Hasta que eso llegara, las antiguas factorías de Antonio López y Vea-Murguía irían reduciendo su actividad hasta, en la primera cesar y, en la segunda convertirse en el centro de reparaciones previsto.
Mientras el astillero gaditano continuaría construyendo grandes buques para no descuidar un mercado en el que estaba presente. Los planes, poco a poco, terminaron por llevarse a cabo. Cinco años después de la constitución de AESA, el astillero de Cádiz había dejado de construir barcos y su mano de obra y maquinaria pasado a engrosar el nuevo centro de Puerto Real. Incluso, la primera construcción del astillero de Puerto Real, el petrolero Aragón, había sido un contrato del astillero de Cádiz.
De todas formas durante algún tiempo, hasta la operatividad completa del nuevo astillero de Puerto Real, los prefabricados de las nuevas construcciones continuaron haciéndose en Cádiz y después se les trasladaba a Puerto Real. De otro lado, la conversión del astillero de Cádiz en centro de reparaciones tuvo su primer efecto visible en el comienzo de los trabajos de construcción del nuevo dique a fines de 1971.
Pero hasta que llegó el momento, las gradas del astillero de Cádiz, que se habían convertido en una única de 301 metros de largo por 54 de ancho, continuaron acogiendo cascos de grandes buques tanques. Hasta trece, de entre 79 y 120 mil toneladas de registro bruto, se arbolaron entre 1970 y 1976. Este último año, con la botadura del "María Alejandra", se puede decir que se cerró el ciclo de construcciones iniciado en 1891 con el cañonero "Filipinas".
El primer buque botado en esta nueva etapa como Astilleros Españoles fue el "Ocean Lion", contratado por la compañía liberiana Star Navigation. Este petrolero, de 151.000 toneladas, puso su quilla cuando todavía existía ASCASA y fue botado, en Febrero de 1970, tras la constitución de AESA.
Como ya se ha visto desde el mismo momento de la creación de AESA se pensó en convertir a la factoría gaditana en uno de los mayores centros de reparación de Europa. Sin embargo, de momento, continuó lanzando construcciones al mar hasta la terminación del nuevo astillero que iba a funcionar en la otra ribera de la bahía.
Entre 1970 y 1975 por la grada del astillero gaditano, además del "Ocean Lion", se deslizaron los cascos de once petroleros. Después las grandes construcciones se interrumpieron. Hasta 1979 la factoría realizó diversos artefactos como dragas o diques flotantes. La última quilla que se arboló fue la de la barcaza bauxitera "Bissaruni" botada el 22 de Diciembre de 1980.
Cinco de esos petroleros fueron construidos para navieras españolas. Los restantes para las liberianas World Wide Transport, Amoco Tanker y D’Amico. El primero fue el "Barcelona", de más de 230.000 toneladas. Les siguió el "Gibraltar" y el "Mycene" con 236.000 toneladas. Las mismas que tuvo el "María Alejandra" encargado por la casa Mardil S.A., el último gran buque del astillero gaditano. Entre ellos estuvieron el "Alcázar", para REPESA, los dos de la Conoco, el España y el Brittania, y los cuatro de la Amoco, también de más de 230.000 toneladas, los Milfford, Singapore, Europa y Cádiz.
Con la mayor obra que nunca se había arbolado en sus gradas, el petrolero "María Alejandra" de 236.000 toneladas de peso muerto terminaba, prácticamente, la historia de las viejas instalaciones del astillero gaditano. Poco a poco esos terrenos fueron considerados ociosos al trasladarse la producción al espacio del tradicionalmente llamado “Dique”, que ahora eran unas amplias instalaciones compuestas por cuatro diques, dos secos y dos flotantes, y una planta de desgasificación. Una nueva etapa comenzaba para la factoría gaditana. Las reparaciones y las conversiones iban a marcar su nuevo pulso.
(Resumen del trabajo del historiador Jose Luis Gutierrez Molina "De Astilleros de Cadiz a Izar 1952-2000" )