Tras la declaración de quiebra el 1 de Marzo de 1910, el Astillero salió a subasta pública para pagar deudas. El precio de salida fijado para la primera subasta, realizada en 1913, fue de 4.500.000 Pesetas. Nadie se intereso por el Astillero. En un segundo intento desesperado se bajó el precio hasta 2.252.000 Pesetas. Igualmente quedó desierta. No hubo ni una sola oferta.
De vez en cuando en la ciudad surgían rumores de posibles compradores. Entre esos rumores el que generó más optimismo fue que el Astillero sería comprado por el Marqués de Comillas, propietario del Dique de Matagorda. Ninguno llegó a cristalizar. El Astillero parecía condenado a su disolución definitiva.
A principios de 1917, después de 14 años cerrado, la situación era desesperada. Hasta que por fin surgió un osado comprador. La Comunidad de Bienes de Echevarrieta y Larrinaga, el 12 de Abril de 1917, compró el Astillero por 1.310.00 Pesetas. Se iniciaba una nueva etapa. Duró 35 años, la más larga en la azarosa vida del Astillero.